Desde que nacemos
hasta la madurez...
nos despreocupamos,
no pensamos en el.
A mitad de nuestras vidas
empezamos a recapacitar
es entonces cuando lo notamos
y lo intentamos desacelerar.
Nos lo recuerdan las fotos
o nuestra imagen en el espejo,
vemos a ese niño en los ojos
y en la mirada de ese viejo...
Pasa velozmente por nuestras vida
aunque a veces se hace eterno...
Nos recuerda y nos obliga
y con el ... vamos creciendo...
Al final de nuestra existencia
cuando ya se nos va agotando
es cuando mas nos asusta
y cuando mas lo necesitamos..
Sin él la vida no es vida,
porque va marcando el compás
de todas la experiencias...
por las que tenemos que pasar..
hasta la madurez...
nos despreocupamos,
no pensamos en el.
A mitad de nuestras vidas
empezamos a recapacitar
es entonces cuando lo notamos
y lo intentamos desacelerar.
Nos lo recuerdan las fotos
o nuestra imagen en el espejo,
vemos a ese niño en los ojos
y en la mirada de ese viejo...
Pasa velozmente por nuestras vida
aunque a veces se hace eterno...
Nos recuerda y nos obliga
y con el ... vamos creciendo...
Al final de nuestra existencia
cuando ya se nos va agotando
es cuando mas nos asusta
y cuando mas lo necesitamos..
Sin él la vida no es vida,
porque va marcando el compás
de todas la experiencias...
por las que tenemos que pasar..
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